La región de Curuaúna se encuentra justo arriba de las Tiningu y Bom Jardim. Desde allí, gotea el veneno de los vastos campos de soja, como una amenaza perenne para los quilombos y el río Maicá.
Caminando por la región Francinaldo Miranda, del Sindicato de Trabajadores Rurales, Agricultores y Agricultores Familiares de Santarém (STTR-STM), enseña la ingeniosa arquitectura de los productores de soja, o tal vez sus habilidades para el diseño de “interiores” – Esto es un pequeño avance, no más que dos o tres metros, desde el campo de soja hacia el bosque; así poco a poco se quema el bosque y, año tras año, como si nada sucediera, la soja ocupa todo el espacio disponible”, como si necesitara crecer más: hoy, se puede decir que en medio del campo de soja hay un bosque (cuando antes había un bosque en el medio del campo de soja) – Ellos construyen este muro para que la vista desde la carretera quede bloqueada. Nadie ve nada y la floresta parece estar bien. El muro citado es una fina franja de árboles que, de hecho, cumple su función: sólo es posible contemplar la inmensidad de la soja cuando lo volteamos, la soja se pierde de vista, por un lado, por el otro lado, adelante y atrás. Sin embargo, desde la carretera, es como si los árboles todavía estuvieran presentes.
Esta es una de las historias en la historia “¿Qué pasa realmente en la Amazonía?”. Explore más contenido:
INTRODUCCIÓN
Parte 1 (página central): ¿Qué pasa realmente en la Amazonía?
Parte 2: ¿Quién se ve favorecido con las respuestas de Bolsonaro a los incendios?
Parte 3: El “ganar-ganar” de las empresas con la financiarización de la naturaleza
Parte 4: Por fin, ¿quién está detrás de estos crímenes?
HISTORIAS
1) El asedio explicado en un mapa
2) Un puerto atrapado por el río
3) Antes de que el puerto llegue (si llega), ya han llegado los impactos
4) Centro de sanidad y escuela quilombola: la lucha cambia la vida
5) [usted está aquí] Curuaúna por un lado, soja. Del otro, más soja
6) El rostro impreso en la camisa
Los impactos en la floresta y en las comunidades locales, obviamente, son enormes: la soja representa el monopolio de tierras, incendios, deforestación, pesticidas, además de necesitar una infraestructura completa para su transporte y exportación, lo que también impacta a los pueblos de la región. Algunos casos, sin embargo, son aún más absurdos: como la situación de una pequeña escuela en la comunidad de Buena Suerte (y el nombre parece una ironía sádica de la vida). Allí, la distancia entre la ventana de la clase y el campo de soja ni alcanza los dos metros, y lo más grave: el uso de pesticidas ni siquiera respeta el horario escolar, que es continuo a lo largo del año. La exposición de los niños a la contaminación es directa.
La región de Curuaúna recibe tal impacto del uso de pesticidas de soya (el principal es el glifosato – Monsanto’s Round-Up) que se están realizando estudios con la sangre de los residentes para medir el tamaño del daño que tiene que soportar la salud de las personas. Los resultados de esta investigación aún no fueron publicados. Sin embargo, hay otros estudios disponibles, como la disertación de Nayara Luiz Pires, de la Universidad de Brasilia, que en 2015 investigó la expansión de la frontera agrícola en la Amazonía así como la contaminación por glifosato en la región de Santarém. La investigadora llega a subrayar en sus estudios que hay “un riesgo probable de exposición humana a los pesticidas, principalmente a través del tracto respiratorio”.
Huyendo de la soja: pueblos fantasmas y abandono
Por supuesto, muchas familias no quedaron para descubrir si los pesticidas son dañinos o no. Así, comunidades fueran abandonadas, proporcionando un mapa del vacío, de ese agujero en la existencia – Allí había un campo de fútbol, – Allí muchas casas, – Aquí había una escuela, nos enseña Francinaldo mientras avanza por la carretera que cruza los campos de soja.
Incluso los tradicionales partidos de fútbol entre las comunidades vecinas corren riesgos de dejar de existir, simplemente porque las ciudades fantasmas se quedan sin gente, y no hay jugadores: nadie más podrá desafiar al temido São Jorge, gran equipo de la región. Francinaldo, nativo del área de Curuaúna, era portero y cuenta – El delantero central estaba a solo unos metros de mí y era uno de aquellos que patea con fuerza, era mi amigo, pero pateó con ira, y la patada fue tan fuerte que desgarró el vientre de Francinaldo, una herida que solo descubrió más tarde, después del juego, mientras volvía a la casa, intentando no enseñar su dolor a su oponente. Él incluso necesitó realizar una cirugía y tardó años en recuperarse por completo. Sin embargo, consiguió lo más importante: defendió el tiro e impidió el gol del adversario.
Esto significa el avance de la soja (además de la muerte, la contaminación y el monopolio de tierras): el fin de la cultura y la vida local.
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Lea también las partes 2, 3 y 4 de la introducción:
– ¿Quién se ve favorecido con las respuestas de Bolsonaro a los incendios?
– El “ganar-ganar” de las empresas con la financiarización de la naturaleza
– Por fin, ¿quién está detrás de estos crímenes?
Y las historias:
– El asedio explicado en un mapa
– Un puerto atrapado por el río
– Antes de que el puerto llegue (si llega), ya han llegado los impactos
– Centro de sanidad y escuela quilombola: la lucha cambia la vida
– [usted está aquí] Curuaúna por un lado, soja. Del otro, más soja
– El rostro impreso en la camisa